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El principio de funcionamiento de un Termo Eléctrico es muy sencillo, dado que se basa en la utilización de una resistencia eléctrica que, calentádose eléctricamente, confiere al agua el calor necesario.
Se puede hacer una distinción en base a la resistencia, que puede estar sumergida, es decir, puede estar directamente en contacto con el agua que se tiene que calentar, o en seco. En este segundo caso, la resistencia está situada dentro de una vaina que la separa del agua acumulada: la ventaja de esta solución es que se puede verificar fácilmente el estado de la resistencia sin necesidad de vaciar el calentador y, además, se evita mejor la deposición de la cal en el principal elemento de calentamiento.
La resistencia se activa mediante un termostato de regulación, que permite programar y mantener constante la temperatura del agua del depósito.
En base al tipo de instalación, los termos se dividen en murales verticales, murales horizontales y de pie, cuando se apoyan en el suelo. La capacidad va desde los 10 hasta los 500 litros: los modelos de pie son los que tienen una capacidad más elevada y, generalmente, están destinados a un uso industrial o comunitario. Algunos de los modelos murales más pequeños existen también en la versión dotada de tomas superiores: presentan unos enlaces para la conexión de los tubos de agua caliente y fría en la parte superior, y no en la parte inferior, y por eso tienen que instalarse en la pared, pero en proximidad del suelo. Por último, algunos modelos murales son multiposición: es decir, pueden instalarse indiferentemente en posición horizontal o vertical
El tratamiento de la superficie interna del aparato es muy importante porque, en base a ésta, el calentador tiene un diferente periodo de garantía. Además, para proteger esta superficie de fenómenos de corrosión, está incorporada una barra de magnesio que tiene la función de ánodo.
A veces, los termos pueden tener en su interior un serpentín (modelos termomixtos) en el cual pasa el agua producida por una caldera de gas (de forma análoga a lo que pasa en los interacumuladores), con el fin de integrar el calor cedido al agua sanitaria con una fuente suplementaria.
Para reducir al mínimo la pérdida de calor, entre el chasis exterior del calentador, realizado en plancha barnizada, y el calderín, hay una capa espesa de aislante de poliuretano expandido o de poliestireno de densidad elevada.